Hace ya una semana que se estrenó en la sexta el capítulo 8 de la serie The Walking Dead (1 de marzo). Y es que de esta vez la sexta no emitirá los capítulos a un día de su emisión en Estados Unidos si no que se verán con dos semanas de retraso. La decisión de emitir la serie casi simultáneamente en Estados Unidos y en España pretendía observar si los consumidores habituales de la serie en internet migraban a verla en televisión. Pero visto los resultados parece ser que los programadores de la cadena se dieron cuenta de que no merece la pena el esfuerzo para unos resultados en el que el share es incluso más elevado este año (él último capítulo del año pasado se situó en el 7.7% y el primer capítulo del 2012 en el 9.5%).
Lo cierto es que la serie experimentó una bajada de sus consumidores en el ámbito televisivo y en parte debido a que muchos han criticado los recortes presupuestarios que ha vivido la serie en los que se evidencia la falta de Zombies. Y quisiera expresar mi opinión respecto a esto: Para mi el rumbo que ha tomado la serie fue sin duda el mejor. Es cierto que ya no hay el mismo número de zombies que en la primera temporada pero ¿podemos decir que sea esto lo importante en una serie que en el fondo de lo que habla no es de zombies? Y es que, al eliminar el factor zombie ha ganado profundamente en lo que se refiere a vínculos y conflictos dando más tiempo al espectador a profundizar en cada uno de los aspectos relevantes de los personajes.
La serie demuestra que la crisis no tiene por que ser la falta de algo si no la posibilidad de producir algo nuevo dando importancia a lo que, a mi modo de ver, realmente la tiene. Y así lo han visto los productores y guionistas de la serie que nos ofrecen una temporada con conflictos y personajes cada vez más complejos que buscan algo tan sencillo y complicado como sobrevivir en tiempos de crisis, de una crisis zombie.
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