Lo que ocurrió ayer lunes por la noche fue una auténtica lucha de titanes televisiva. No estoy contando nada que a estas alturas no sepamos: Gran Hermano (Telecinco), Quién quiere casarse con mi hijo (Cuatro) y El número Uno (Antena 3). Aunque no esté del todo de acuerdo, puedo entender el cambio de día de GH y la contraprogramación de Mediaset para hacerle frente al nuevo programa de Paula Vázquez, pero..¿porqué competir entre ellos? Según Telecinco, Gran Hermano cambiaba de día de emisión a causa de la huelga general del jueves 29, pero creo que no era necesario ponerlo el lunes. Cuatro es una cadena que no destaca por sus altos índices de audiencia, y cuando parece que por fin han encontrado un programa que el 'gafe' de Luján Argüelles no les arruina (la lista de programas fallidos de la presentadora no es corta), va su hermana mayor, y le planta una gala especial de Gran hermano. El problema no es poner un programa de éxito a la vez que "hijos tróspidos" (nombre que se le ha dado en las redes sociales y que ha sido una revolución), sino poner un programa que comparte público con el de Cuatro. Podrían haber emitido CSI, como llevan años haciendo la noche de los lunes, y haber emitido Gran Hermano otro día de la semana, y así Mediaset se aseguraba público en la final de Quien quiere casarse con mi hijo y en el reality de Mercedes Milá. Y por no hablar de lo que supone un cambio de programación en sí, sin tener en cuenta lo que emiten otras cadenas. A mí personalmente me parece una falta de respeto a la audiencia. Las televisiones en este país no tienen en cuenta al público, no es la primera vez que se cambia el día de emisión de un programa o una serie. Creo que deberían empezar a darle más a sus espectadores más que por el mero hecho de beneficios económicos, porque va a llegar el día en que se cansen y se pasen a la cadena vecina, y no se me ocurre nada que moleste más a los jefazos televisivos.
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