El cliente siempre tiene la razón. Pero, ¿quién es el cliente en la televisión?
Algún ingenuo puede pensar que son los espectadores y el nivel de audiencia, pero en realidad, los clientes que tienen la razón en cuanto a programación de una parrilla es la publicidad. Sí, es verdad, la publicidad se organiza en cuanto a nivel y tipo de audiencia, pero hay casos de programas de bajo de coste de niveles bajos de share, que la audiencia no demanda, y que están financiadas por publicidad que está interesada en ese target concreto.
Es decir, mientras haya publicidad, habrá programa, aunque no sea correspondido con el cariño de la audiencia. Aún así, son dos términos que suelen ir de la mano.
En este caso, nos centramos en una cancelación que repasamos por encima en su momento: la del concurso Atrapa un millón, de Antena 3.
Este concurso, adaptación de uno británico, fue insertado en la parrilla en prime time los viernes en el 2011, y debido a su éxito se trasladó a la franja de la tarde durante la semana, pero sin cambiar el prime time de los viernes. Lo que se cambió fue la manera de promocionarlo. El programa de lunes a jueves se llamó Atrapa un millón diario, mientras que el de los viernes pasó a ser un especial. Como conté en otra ocasión, no creo que esto sea un acierto, puesto que si todos los viernes tendremos un programa “especial”, dejará de serlo.
En este caso los datos de audiencia me dieron la razón y debido a la fuerte competencia que ejerce las interminables horas de Sálvame, en Telecinco, el programa fue cancelado el 6 de abril de 2012, pasando a ser únicamente diario.
Algún ingenuo puede pensar que son los espectadores y el nivel de audiencia, pero en realidad, los clientes que tienen la razón en cuanto a programación de una parrilla es la publicidad. Sí, es verdad, la publicidad se organiza en cuanto a nivel y tipo de audiencia, pero hay casos de programas de bajo de coste de niveles bajos de share, que la audiencia no demanda, y que están financiadas por publicidad que está interesada en ese target concreto.
Es decir, mientras haya publicidad, habrá programa, aunque no sea correspondido con el cariño de la audiencia. Aún así, son dos términos que suelen ir de la mano.
En este caso, nos centramos en una cancelación que repasamos por encima en su momento: la del concurso Atrapa un millón, de Antena 3.
Este concurso, adaptación de uno británico, fue insertado en la parrilla en prime time los viernes en el 2011, y debido a su éxito se trasladó a la franja de la tarde durante la semana, pero sin cambiar el prime time de los viernes. Lo que se cambió fue la manera de promocionarlo. El programa de lunes a jueves se llamó Atrapa un millón diario, mientras que el de los viernes pasó a ser un especial. Como conté en otra ocasión, no creo que esto sea un acierto, puesto que si todos los viernes tendremos un programa “especial”, dejará de serlo.
En este caso los datos de audiencia me dieron la razón y debido a la fuerte competencia que ejerce las interminables horas de Sálvame, en Telecinco, el programa fue cancelado el 6 de abril de 2012, pasando a ser únicamente diario.
El declive se puede confirmar con ver los datos de audiencia de marzo y las primeras semanas de abril. Excepto un especial de famosos, que cosechó un 12% de share, el resto de datos oscilan entre los 10% y los 9%, que contrastan con los 18% que llegó a alcanzar en la temporada del 2011.
Este hecho me hace pensar en la explotación de ideas del mercado televisivo actual. En cuanto algo funciona, no se piensa en que el formato dure, si no en explotar al máximo lo que se tiene, aunque se desgaste en dos semanas, si las dos semanas han sido fructíferas, da igual que sólo haya durado ese breve espacio de tiempo. Y yo digo, ¿no es más rentable que en vez de un año, dure dos? Aunque la televisión es un medio en constante renovación y todo queda obsoleto en seguida (excepto Gran Hermano), por lo que se puede entender este tipo de filosofía.
Este hecho me hace pensar en la explotación de ideas del mercado televisivo actual. En cuanto algo funciona, no se piensa en que el formato dure, si no en explotar al máximo lo que se tiene, aunque se desgaste en dos semanas, si las dos semanas han sido fructíferas, da igual que sólo haya durado ese breve espacio de tiempo. Y yo digo, ¿no es más rentable que en vez de un año, dure dos? Aunque la televisión es un medio en constante renovación y todo queda obsoleto en seguida (excepto Gran Hermano), por lo que se puede entender este tipo de filosofía.
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